La OMS está muy preocupada por la calidad del agua. Y no es para menos. De toda la masa de agua que se ve desde el espacio, tan solo el dos por ciento del total del agua del planeta azul que habitamos es potable. Y gran parte de la misma está contaminada. Incluso en los acuíferos subterráneos.
El agua de nuestra lavadora y lavavajillas con los restos de suciedad y detergentes, el agua del riego con fertilizantes y plaguicidas, los restos de todas las medicinas metabolizadas por nuestro organismo que terminan en el retrete, la producción de contaminantes que afectan al subsuelo y las aguas subterráneas, los vertidos de las industrias poco concienciadas…
A pesar de que parte de nuestros impuestos se destinan a filtrar y purificar nuestras aguas para el riego y consumo, no es menos cierto que parte de estos tóxicos no puede eliminarse del todo. Además, cada vez son más costosos los sistemas para mantener la calidad de un agua cada vez más escasa y pobre.
Los sistemas de filtración y depuración que utilizamos no son capaces de eliminar gran parte de estos contaminantes, sobre todo aquellos que son tan diminutos que escapan a los filtros de nuestras depuradoras, como algunas medicinas y los disruptores endocrinos.
¿No sería más fácil tener un sistema de producción de materias más consciente y sostenible?
En Biobel ponemos un especial esmero en producir productos de origen natural, mínimamente transformados pero que tengan una gran eficiencia. No solo nos conformamos con hacer productos 100% naturales y certificados por Ecocert, sino que nuestro empeño es dar con fórmulas que aúnen la eficacia con la sostenibilidad.
Para nosotros no hay nada más sostenible que ser lo más próximo al zero waste. Investigamos al máximo para reducir el uso de plásticos e, incluso, prescindir de él en todos los productos que nos lo permitan. Pero no nos quedamos en la superficie, nuestros productos debían ser biodegradables y fáciles de gestionar para la naturaleza.
Pruebas de biodegrabilidad
En Biobel estábamos convencidos de que nuestros detergentes no eran dañinos para el medio ambiente y eran biodegradables, pero no teníamos datos concretos para medir cuán sostenibles eran nuestros productos. Por eso decidimos analizar nuestros productos más concentrados, los detergentes, a través de un laboratorio independiente en base a la norma UNE-EN-ISO 14593, que determina cuándo se considera que un producto es biodegradable.
La norma establece que cuando un producto consigue una biodegradabilidad de más del 60% a los 28 días, se puede considerar como biodegradable.
Nuestros detergentes Biobel no solo alcanzaron ese tanto por ciento, sino que alcanzaron una tasa del 99% ¡antes del décimo día de ensayo! Y eso no solo es una gran noticia para nuestra empresa, sino también para el medio ambiente.
Porque eso quiere decir que nuestros productos no solo dejan tu ropa limpia, sino que nuestra madre naturaleza se deshace de ellos en poco tiempo, porque al ser 100% naturales tiene las herramientas para gestionarlos, al contrario de lo que sucede con los detergentes de origen petroquímico, que además de contener tóxicos son altamente contaminantes para nuestra naturaleza que no tiene forma de degradarlos.
Por el contrario, nuestro detergente ecológico, certificado por Ecocert, es tan inocuo que tras su uso puedes usar el agua de la lavadora para regar tu huerta ecológica. ¡Como lo lees!
Y esa es la base de nuestra filosofía: bueno para ti, bueno para el medio ambiente, ¡no tendrías sentido de otra manera!