¿Cómo diferenciar detergentes ecológicos en la tienda?

diferenciar detergentes ecológicos

A la par que aumenta la conciencia y preocupación ambiental entre la ciudadanía, proliferan los reclamos verdes entre los productos de consumo. No todos los sectores están tan bien regulados como los productos agroalimentarios. La categoría de productos de limpieza no tiene reglamentación oficial que proteja por ley ciertos términos (como “bio” o “eco”). Por suerte cada vez hay más certificaciones creadas por organizaciones serias que, aunque tienen diferencias entre ellas, todas comparten los mismos principios básicos. La certificación ecológica se creó para evitar precisamente este marketing engañoso y/o el greenwashing –si bien, como veremos, su credibilidad tampoco está blindada. En este artículo vamos a conocer más a fondo los certificados ecológicos que se han definido para detergentes y productos de limpieza.

Certificados ecológicos de referencia. No todos los sellos son iguales.

Las entidades certificadoras establecen un conjunto de criterios que los productos deben cumplir para poder reflejar el sello de la certificación en la etiqueta. Los requerimientos de cada entidad certificadora son distintos. No obstante, todos intentan de una u otra manera velar por la protección del medio ambiente y la salud de los usuarios. Así, como consumidores nos conviene tener una idea sobre el alcance del mensaje que nos transmite cada certificado.

Para este estudio se han seleccionado siete certificados que podemos encontrar en productos de limpieza en el mercado español. A continuación, encontraréis una comparativa de los criterios que establece cada uno de ellos en relación con los parámetros que consideramos más relevantes: toxicidad para el medio o para la salud, biodegradabilidad, presencia de ingredientes sintéticos y envasado. Cada entidad es más estricta en unos parámetros y menos en otros, por lo que no puede hacerse una comparativa nítidamente definida. Sin embargo, el análisis arroja algunas conclusiones claras:

  • El criterio más repetido entre los sellos es que el producto no esté clasificado como perjudicial para la vida acuática en ningún grado.
  • El sello que mejor protege tanto el medio como la salud es el belga EcoGarantie. Por un lado, impone las condiciones más estrictas en la mayoría de parámetros (otros sellos las imponen sólo en alguno de ellos). Y, por otro lado, es la única certificación que entra en la trascendental cuestión del consumo de energía, obligando a usarla de origen renovable en todo el proceso de fabricado y envasado. El siguiente sello en cuanto a rigor de las condiciones es Ecocert Natural a base de ingredientes ecológicos.
  • Encontramos los criterios más laxos en la certificación italiana AIAB. Es la única que no prohíbe sino que sólo limita la ecotoxicidad de los productos, y no exige más biodegradabilidad que la exigida por ley (que ya es poca de por sí). Le sigue en pobreza de requerimientos el sello alemán NCP: impone pocas restricciones en cuanto a ingredientes peligrosos y exceso de embalaje, y permite la presencia de microplásticos en los productos.

Algunos fabricantes van más allá

Ningún sello prohíbe absolutamente todas las cosas que puedan causar algún perjuicio ambiental o a la salud. Ello tiene que ver seguramente con la dificultad para alcanzar tal nivel de rigor por parte de un número de fabricantes suficiente para dar viabilidad a la certificadora. Sin embargo, sí existen fabricantes con voluntad de elevar el listón lo más alto posible dentro de sus posibilidades prácticas y económicas, y pueden llegar más lejos incluso que los sellos que certifican sus productos.

Éste es el caso de Biobel, dicho con toda honestidad y modestia sincera. Todos sus productos tienen el sello Ecocert Natural, pero van más allá en los aspectos siguientes:

  • Ninguno de sus productos para la ropa y hogar contiene ingredientes sintéticos (Ecocert Natural permite hasta un 5% en peso).
  • Los productos finales se biodegradan mucho más deprisa que lo exigido por Ecocert.
  • No se usan colorantes, un ingrediente superfluo en un producto de limpieza.
  • Tampoco se utilizan enzimas ni coformulantes enzimáticos, modificados sintéticamente en la mayoría de los casos.
  • La calidad y formulación de los productos Biobel para ropa hace innecesario el uso de suavizante. En cambio, Ecocert incluye los suavizantes en el ámbito de aplicación de sus criterios para productos de detergencia.
  • Muestra de esta sostenibilidad en las fórmulas Biobel, es el hecho de que la mayor parte de los productos no requieren pictogramas de seguridad en su etiquetad. Además, las aguas residuales pueden ser utilizadas como aguas de riego, según análisis realizados.

Comparativa de los criterios sobre toxicidad de los ingredientes y los productos

Para definir estos criterios, las certificadoras de productos ecológicos se basan en la normativa europea para la clasificación y etiquetado de productos químicos. En concreto, los sellos admiten, prohíben o restringen los ingredientes o productos finales que deban ser etiquetados como peligrosos mediante determinadas frases de riesgo y pictogramas. En detergentes y productos de limpieza se dan sobre todo toxicidades para la salud humana (frases de la serie H300) y para el medio ambiente (serie H400). De todos los daños ambientales posibles, la normativa ha categorizado sólo los riesgos para la vida acuática (existen siete frases de riesgo, para distintos grados de toxicidad) y para la capa de ozono.

La tabla siguiente resume los criterios de los distintos sellos. Podemos ver que uno de los peligros para la salud que más se previene (5 de 7 sellos) es la sensibilización cutánea o respiratoria (alergia, asma u otras dificultades respiratorias). Pero a la vez la excepción más presente entre las normas es el permiso para incluir ingredientes sensibilizantes, sobre todo enzimas y aceites esenciales de plantas (ampliamente usados para obtener fragancias).

Principales criterios sobre toxicidad para la salud o para el medio

Igual como se hace en las normativas sobre peligros para la salud, usamos las siglas CMR para referirnos a sustancias cancerígenas, mutágenas o tóxicas para la reproducción.

Además de establecer estas condiciones basadas en la clasificación en frases de riesgo, los criterios de los sellos imponen también prohibiciones o restricciones a otras sustancias o prácticas peligrosas por algún motivo. Mencionaremos dos de estos casos: el de las sustancias más lesivas para el medio en las décadas pasadas, y el de una de las principales amenazas ambientales en la actualidad.

El primero corresponde a los compuestos de fósforo, principalmente los fosfatos. Hoy la legislación europea sigue permitiendo poner cierta cantidad en detergentes para lavadora y lavavajillas, y también son permitidos por tres certificadoras: AIAB, Ecolabel y Cisne Nórdico (con límites en peso en los dos últimos casos).

El segundo caso es el de los ingredientes en forma de microplásticos. Afortunadamente son sólo dos los sellos que todavía no los han prohibido: Ecocert (en sus dos versiones) y NCP.

Comparativa de los criterios sobre biodegradabilidad e ingredientes sintéticos

Tal y como contamos en este artículo, toda sustancia es biodegradable; la cuestión está en a qué velocidad se desintegra y, por lo tanto, deja de causar daños a los seres vivos que están a su alrededor.

Idealmente, los componentes de los productos deberían biodegradarse lo más pronto posible tanto en un medio aerobio (es decir, conteniendo oxígeno, como las aguas residuales o los ríos) como en un medio anaerobio (sin oxígeno, como por ejemplo los fangos de depuradora). El reglamento europeo que regula la fabricación de detergentes sólo impone un mínimo de biodegradabilidad a los tensoactivos. Estos son los ingredientes más abundantes en los detergentes, en general, puesto que son los que realizan la limpieza propiamente dicha. En concreto deben ser fácilmente biodegradables en un medio aerobio, al cabo de 28 días se habrán desintegrado en al menos un 60%. En la tabla podemos ver que la mayoría de sellos obligan a mayores niveles de biodegradación.

Los ingredientes sintetizados a partir del petróleo en general se biodegradan más bien lentamente. Además, proceden de un recurso no renovable y gran contribuyente al cambio climático.

Criterios sobre biodegradabilidad e ingredientes sintéticos

Por convención se dice que una sustancia es biodegradable en un medio anaerobio si se biodegrada al menos en un 60% en ese medio, sin especificar en cuánto tiempo.

Comparativa de los criterios sobre envasado

Teniendo en cuenta que la sobreabundancia de envases y embalajes (en particular de materiales plásticos) tiene un papel central en la problemática ambiental de los residuos, diríamos que todos los sellos se quedan cortos en sus normas a este respecto.

  • Primera R: reducir. Sólo EcoGarantie, Ecolabel y Cisne Nórdico ponen un límite al peso de los envases. En los dos primeros casos puede ser superado si al menos un 80% de los materiales son reciclados. Sólo AIAB y Ecocert mencionan los envases secundarios, y sólo para invitar a reducirlos. Ecocert prohíbe los envases monodosis excepto en las pastillas para lavavajillas y lavadora, lo cual deja pocos casos en los que la prohibición pueda marcar una diferencia.
  • Segunda R: reutilizar. Todos los sellos excepto Ecolabel y Cisne Nórdico piden a los fabricantes que hagan esfuerzos para facilitar el rellenado de los envases, pero sólo AIAB obliga a enfatizar en el etiquetado la posibilidad de hacerlo.
  • Tercera R: reciclar. Aunque todos los sellos obligan a usar materiales reciclables (y varios prohíben el PVC y el porexpan), sólo la mitad se preocupan de que los envases puedan ser efectivamente reciclados al final de su vida útil, imponiendo normas de diseño para el reciclaje. En concreto, EcoGarantie prohíbe las mezclas de materiales. Cisne Nórdico también, pero con algunas excepciones. Ecolabel indica las combinaciones de tipos de plásticos que no pueden darse entre los botes, las etiquetas, los tapones, los cierres y las fundas. En cuanto al uso de materiales reciclados, Ecocert lo admite (literalmente), AIAB lo aconseja fuertemente, EcoGarantie obliga a que sea reciclado al menos un 80% del cartón, y Cisne Nórdico a que lo sea un 90% del cartón no corrugado, un 50% del corrugado y un 50% del plástico rígido.

Controversias alrededor de los sellos

Para una empresa fabricante, el camino hasta obtener el permiso para imprimir un sello ecológico en sus etiquetas es largo. Requiere capacidades técnicas y tiene un precio elevado. Tampoco todas las certificadoras tienen sede en el país del productor. Esta mayor complejidad geográfica puede dificultar también la certificación con entidades no afincadas en territorio español.

Por todo ello, las certificaciones no son muy accesibles para empresas pequeñas o jóvenes. Sin embargo, sí pueden hacer una producción tan ecológica como los grandes fabricantes, o quizás más. Esta es una de las críticas a los sellos más presentes en ciertos sectores del mundo ecológico.

Por último, encontramos también el uso de los sellos como herramienta para el greenwashing o lavado verde de imagen. Es lo que hacen empresas cuya producción es mayoritariamente convencional, pero cuentan con una línea de productos naturales acreditados. Esto les permite captar ingresos del nicho de mercado preocupado por la sostenibilidad, a pesar de tener prácticas ambientalmente desaconsejables en el grueso de su actividad. En estos casos, para la certificación se suele recurrir al sello Ecolabel. Al tener un nivel de rigor mediano, estar definido por la Unión Europea y tener criterios para un gran número de bienes de consumo, puede ser identificado con facilidad por parte de los consumidores. Los fabricantes de otros países europeos también recurren a Cisne Nórdico, con características técnicas similares a Ecolabel. De hecho, ambos sellos trabajan hasta cierto punto de forma consorciada.